5. Realidades
Al margen de lo que constituyen mitos y lo que pueden ser errores para fundamentar sólidamente o resolver una crisis de pareja, la experiencia adquirida por los profesionales de la Terapia de Pareja permite considerar algunas realidades poco discutibles; al menos en el ámbito cultural de las sociedades europeo-occidentales y específicamente de la sociedad española.
Algunas de estas “realidades” son las siguientes:
1. La relación de pareja afectiva se desarrolla a lo largo de los años consolidándose, modificándose o anulándose, en función de los puntos de vista (valores y actitudes) de cada uno de los miembros de la misma. En la medida en que uno o ambos miembros de la pareja cambian sus valores esta relación puede mejorar o deteriorarse.
2. Toda relación de pareja se mantiene a lo largo del tiempo en la medida en que resulta mutuamente satisfactoria para ambas partes.
3. En todas las relaciones de pareja surgen conflictos, esto es: en determinados momentos los deseos, gustos o preferencias de uno de los miembros resultan diferentes de los del otro. Los conflictos no tienen por qué ser “discusiones” o “peleas” que proporcionan malestar a uno, a otro o a ambos. Los conflictos pueden “prevenirse” en algunos casos y “resolverse satisfactoriamente” en todos. Un componente fundamental en todo proceso de terapia de parejas es el entrenamiento de asertividad (valores, actitudes y comportamientos de respeto a uno mismo y al otro) y la enseñanza-aprendizaje de habilidades de prevención y resolución de conflictos en la pareja.
4. Cualquier pareja constituida en base a relaciones amorosas (establecidas y mantenidas a lo largo del tiempo de manera voluntaria por ambas partes) puede ser una pareja “para toda la vida”.
5. Por el contrario, cualquier pareja constituida en base a relaciones de querencia (estoy contigo porque me gustas,…, y mantenidas a lo largo del tiempo de esta manera por una o ambas partes)es una pareja en riesgo permanente de ruptura.
6. Las serias discrepancias entre ambos miembros de una pareja sobre temas fundamentales: relaciones con la familia externa, con los hijos, con las amistades de uno u otro miembro, administración de los ingresos, …, constituyen “factores de riesgo” para un progresivo deterioro de la relación, tanto si es de naturaleza “amorosa”, como si lo es de “querencia”.
[continuaremos incorporando nuevos apartados]